viernes, 4 de julio de 2014

Me fui.

Divisar el cielo nublado a la vez que tus ojos, que viven apagados;
divisar el cielo alegre y ver tus ojos, que viven apagados.
Que aún recuerdo el brillo de tus pupilas, enteras, mirándome fijamente y susurrándome que me quedara, que nunca me fuera, en silencio. Recordar ese instante como si hubiera sido ayer, el día del final, de nuestro final por el cual tú te fuiste por ese puente y te perdí de vista entre las miradas de la gente. Tanto tonto mirándote y yo, uno de ellos, ver como te me ibas y sin poder hacer nada, por orgullo, por cansancio, para variar.

Y es que no pude no marcharme, porque tu sonrisa ya no era la misma, tú ya no eras la misma, estabas rota conmigo, y te quería, a pesar de todo te quería como un niño pequeño quiere a su peluche favorito, pero eso ya no me servía para quedarme, no podía salvarme de las preguntas sin respuesta que me sugerías nada más verte, no podía hacerte feliz cuando tus ojos enrojecidos me decían que tu destino estaba junto a esa persona que te devolvía la vida mientras yo, como un loco sin cuerda, te la quitaba en esas noches frías de puro invierno en el que te hacía mía, siendo inconsciente de que te tenía, te tenía sin fin, hasta que llegó; hasta que me fui

4 comentarios: