Tengo la comisura de tus labios a un milímetro de mi boca;
¿me dejo llevar o recapacito?
Todo sería perfecto si me dejara llevar, pues besar y morder
esos labios que ruegan ser rozados por los míos, que tienen sed de mí y de
sentirme, de montarme en el viaje de sus pliegues y no parar nunca, de viajar
también. Algo así como besarte y volar, volar lejos hasta poder llegar al
cielo, sí, morir besándote, eso es.
Pero, si recapacito no puedo hacerlo, no puedo recapacitar
sobre si arrojarme al precipicio o dejarlo. Cualquiera sería capaz de morir
rozando esos labios un día cualquiera en pleno invierno, cuando solo buscas el
calor de unos como los de ella, cuando solo buscas tener todos los días –noches
incluidas- esos besos que solo ella te puede conceder, que lo puede cambiar
todo.
Entonces ¿me tiro por su precipicio hasta llegar al cielo?
Demasiado tarde para pensar, ya está hecho, ya no hay marcha
atrás. He muerto.
Arrebatador.
ResponderEliminarEs perfecto, me recuerda al mundo de sensaciones que experimenté en mi primer beso y refleja muy bien la amalgama de sentimientos que estos producen.
Mi enhorabuena para la escritora.
¡Oh! Muchas gracias por su comentario tan explícito. Me hace muy feliz poder plasmar ese sentimiento que tú experimentaste.
EliminarSimplemente genial.
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