Y es que cuando se trata de tenerte a escasos centímetros de
mí me da igual cómo estés porque soy capaz de cambiarte en cuestión de
segundos, como tú haces conmigo, cambiarme. Me desmontas a tus anchas; que si
quieres mis besos, los tendrás, o si quieres mis buenos días en forma de ‘no me
sueltes nunca, no te vayas de mi cama, de mi vida’ también sabes que los
tendrás. Porque has llegado a mí, así, de la nada como el típico huracán que
deja cien mil familias sin dónde caerse muerta; yo, al menos, tengo tu pecho
para morir ahí, al menos me sentiré segura en mis últimos segundos de vida,
cuando esté mirándote a los ojos y te diga todo lo que no puedo expresar con
solo una mirada.
Llegaste arrasando entre mis sábanas, formando un caos que ni yo sabía deshacer y aquí me encuentras, encantada con ese caos, con ese huracán que hace que vuele lejos y lo mejor, es que eres tú, soy contigo, y eso me basta para salir viva de aquí.
Llegaste arrasando entre mis sábanas, formando un caos que ni yo sabía deshacer y aquí me encuentras, encantada con ese caos, con ese huracán que hace que vuele lejos y lo mejor, es que eres tú, soy contigo, y eso me basta para salir viva de aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario