Ha llegado el momento.
Por fin soy capaz de afrontar la realidad.
La realidad de aceptar que soy un cuerpo moribundo al que le has dejado roto. Un cuerpo inerte que pasea sin rumbo, porque tú se lo has quitado.
Qué bonito es el amor, dicen.
Bonito si no sales herido.
Bonito si sabes llevarlo.
Pero cuando te dejan lleno de miedos, cuando te dejan vacío de alegría... ¿a qué te aferras? Ya no queda nada. Solo tú y tus miedos, y ahora dime a ver qué hago yo.
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