domingo, 14 de diciembre de 2014

Invierno.

Frío, nieve, lluvia, viento, días nublados, días grises en tu vida que se convierten en soledad porque me faltas, porque no estas.
Invierno es sinónimo de quedarte solo, reflexionar.
Invierno, simplemente, es echarte de menos y pensarte de más; matarme por verte o suicidarme por tus malas caras. Necesitar tus labios para que curen las heridas de los míos. Aunque si hablamos de invierno y de heridas, ven y cúrame las que tengo, debajo de las sábanas. Ante todo no te vayas, que te voy a necesitar para cobijarme entre un pecho como el tuyo, por ejemplo.
Sé invierno, sé mi invierno; tan fría y tan ardiente a la vez que me haga perder la poca cordura que me queda en tus ojos y que me mantengan viva.
Sé que el invierno sin ti es un salto al vacío y sé que el invierno contigo es simple postureo veraniego en tu infierno, así que déjame adentrarme en ti así, al menos, tendré donde calentarme, donde perderme. Niévame, te dejo que me hieles con un poco de tu fuego erupcionando de tu infierno.

No me faltes en un invierno como este, cálame los huesos y sécame con tu lengua. Déjame vivir en el abrigo de tu corazón, déjame llamarlo hogar y morirme en él. 
Te invito a que seas mi invierno, ¿vienes?

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