Vete,
déjame tus huellas,
déjame tus heridas de placer,
no hagas de mis mejores noches contigo una lluvia torrencial
sobre mi cara.
Pero no te vayas y así no me perderé en tu bosque de niebla
y de luna llena donde los lobos me acechan y soy su presa,
hazme ser presa de ti –aún más-.
Recuérdame,
como aquella tarde sin reloj donde las horas se hacían
minutos a tu lado,
como desayunando(nos) en tu cama, con la brisa de la
madrugada.
No me recuerdes si no te has ido;
para qué hacerlo si me tienes en tu cama todos los días,
aunque invisible.
Quédate,
no me quieras –no te obligo-
pero quédate;
no me hagas ir a buscarte porque no volveré contigo.
Quédate,
que mis noches no son sin ti,
que mis días no son sin ti;
y solo contigo puedo ser yo,
y solo contigo puedo ser conmigo.
¡Joder! Me encanta. Eres una persona muy rica en sentimientos y me gusta(s).
ResponderEliminar