Tal vez algún día tenga que hablar de ti como el huracán que puso mi vida patas arriba y se fue, se fue dejando mi piel en escombros. Tal vez algún día te miraré y tu estarás divagando en otros cuerpos que no será el mío. Pero me gusta hablar de ti en presente y en futuro, no me gusta mirar al más allá si no es de tu mano.
Hoy hablo de ti como ese huracán con nombre de piedra preciosa que llegó para erizar mi piel cada vez que te miro a los ojos y clavas tu mirada en mis labios.
No me gusta hablar de accidentes porque siempre hay algún herido, pero cuando tropezó mi cadera con la tuya supe que no me valía otra que no fueras tú.
Y ahora, ahora es el momento de gritarle al mundo que quiero veinte mundos contigo. Ahora es el momento de susurrarte al odio que no quiero nada si no es de tu mano. No quiero perderme en otra mirada que no sea la tuya, y... Mi piel no quiero que se estremezca si no es por los nervios cinco minutos antes de verte.
No me sueltes porque yo no pienso irme, sólo pienso en un mañana contigo.