Una vez más, estoy aquí escribiendo en un folio en blanco pensando en tu recuerdo, pensando en lo que ayer fuimos y hoy ya no somos, en lo mal que lo hago siempre; y me paro a pensar, y llego a la misma conclusión: el amor... El amor nos lleva a Roma, porque Roma está en ruinas y si esta en ruinas es porque una vez nos hicieron creer en el amor cuando, en verdad, es algo que tú quieres llevar a cabo sin saber las consecuencias, a arriesgarte. Que el plan es ir como un ciego descubriendo camino sin saber que te puedes tropezar con una piedra.
No sé, a veces me gustaría no depende de alguien que me de cariño o, simplemente, no fijarme en nadie para compartir mi vida con esa persona. Luego, me doy cuenta de que no puedo pedir algo imposible, que cada ser necesitamos el cariño, el amor de un polo opuesto pero que nos atrae. A veces, me gustaría no ser tan yo y ser más tú para poder saber todo lo que te quiero y no tirar la toalla como si de una rabieta de una niña de seis años se tratase.
No sé, todo llega rápido, todo pasa lento, el dolor no se va y tú aún permaneces en mi recuerdo.