jueves, 10 de diciembre de 2015

Miedos.

Miles de miedos recorren el cuerpo. Miles de miedos que te hacen temblar. Miles de miedos queriéndose tirar por ese precipicio; y yo mirando desde ese acantilado.
Miles de miedos que proponen guerra, miles de miedos queriendo huir; y yo siendo consciente de que miedo eres tú.
Dicen que quien no arriesga, no gana; tan repetitivo que ya cansa. Dicen que si lo intentas, puedes perder, pero si no lo intentas, estás perdido. Me canso de tantos tópicos. ¿De qué sirven? Si al fin y al cabo sales herido, hundido, devastado por ese huracán con unas jodidas piernas que dan vértigo, y me hacen temblar, y hacen tambalearme al filo de ese acantilado donde me encontraba, y me hacen pensar en todos los miedos, pero miedo sigues siendo tú.
Pero ¿qué sería de nosotros sin miedos? ¿qué sería de nosotros sin huracanes que pusieran nuestra vida patas arriba? ¿Acaso no es lo más bonito? Ese huracán conquistando nuestro cuerpo a base de caricias por la espalda, besos por el cuello y un que otro mordisco que provoca un tsunami tras su huida. 
Por eso (te) tengo miedo. No te vayas. 

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Sigues sin estar.

Tan solo quieres salir de todo lo que te rodea, tan solo quieres huir por unos segundos de toda la catástrofe que tienes por vida; y cuando estás a punto de conseguir la libertad, te falta ella para dar ese pequeño pero valioso empujón.
Muchas veces no basta con recibir, también hay que dar y sacar las ganas, sacar las fuerzas de la otra persona para que todo sea recíproco; pero tú sigues sin estar.
Una vez escuché decir que las personas exigentes no consiguen nada, que hay que ser más conformista con lo que la vida nos pone en nuestro camino; pero hay veces en las que contra más quieres, menos tienes, y que por mucho que necesites, poco obtienes. Pero yo, ser encaprichado como otro cualquiera, te quiero a ti, te necesito más que nunca. Y es que a veces te echo de menos aun estando, y eso es algo que debemos resolver. ¿Cómo? Empezando por el principio: teniéndote de verdad y no solo en mi imaginación. Ilusa. 

sábado, 17 de octubre de 2015

Rabia acumulada.

Tantas cosas guarda, tantas cosas calla que no sabe cómo deshacerse de ellas. Siente un amor-odio hacia su persona, una rabia acumulada que no le deja avanzar. Y es que ¿cómo vas a avanzar cuando cada dos por tres aparece alguien para joderlo todo? Entonces es cuando te das cuenta que realmente esa persona no es quien dice ser, esa persona que creías que estaba en tu vida se vuelve una completa desconocida, conociendo todo de ella. Nadie puede entender cómo puede cambiar tanto una persona, quizá sea por el daño que le han hecho, o simplemente porque quieren ser el centro de atención, creerse algo porque saben que en realidad no son nada.
¿Amor-odio hacia su persona? Claro. Por ser como es, tan buena pero a la vez tan tonta, de tener una coraza que no le deja romper con todos los miedos que le paraliza. Y es cierto que todos tenemos algo de nosotros mismos odiamos, pero una persona no puede guardar tanto odio, tanto rencor porque al final acaba explotando con todo el mundo, menos con quien debe.

A lo largo de los años me he dado cuenta quién sí y quién no, y hoy, una vez más, me la vuelves a jugar pero ya no me sorprende, no. Ojalá algún día el Karma aparezca por tu ventana para darte los buenos días y no marcharse de tu lado hasta el final de tus días; y no, no te deseo el mal, solo quiero que recibas la mierda que tú das.

martes, 7 de abril de 2015

Piénsalo.

Tenerte ahora, en futuro y en mi cama, entre las sábanas.
Coserte las heridas que te quedaron abiertas, a mordiscos, para que te acuerdes de mí y nunca te olvides de quién te las cicatrizó.
Mirarte y perderme entre tus ojos, tu mirada, perderme entre ese mar de dudas y de deudas que tengo contigo, con tu espalda.
Contarte los lunares, esos cientos que tendrás y besártelos, besarte hasta los lugares más intrépidos de tu cuerpo.
Dibujarte una historia, como la nuestra, pero sin fin. Porque dicen que si escribes una historia sin final, aunque ésta acabe, pero el final es libre de acabar como quiera.

Y que si tengo que acabar contigo de alguna manera, que mejor forma de hacerlo que en tu cama, de noche en la playa o bajo la luz de la luna llena que nos alumbre en una noche de primavera en un parque cualquiera de tu ciudad favorita. 

martes, 3 de febrero de 2015

Siempre fallo.

Esa sensación de no quererte, de saber que lo estas haciendo por el bien común pero en realidad te odias, dejas de pensar en ti, piensas que siempre lo haces todo mal y que para qué sirve que realice algún acto más si siempre hay algo en lo que fallo, en lo que la cago.
Una vez más, estoy aquí escribiendo en un folio en blanco pensando en tu recuerdo, pensando en lo que ayer fuimos y hoy ya no somos, en lo mal que lo hago siempre; y me paro a pensar, y llego a la misma conclusión: el amor... El amor nos lleva a Roma, porque Roma está en ruinas y si esta en ruinas es porque una vez nos hicieron creer en el amor cuando, en verdad, es algo que tú quieres llevar a cabo sin saber las consecuencias, a arriesgarte. Que el plan es ir como un ciego descubriendo camino sin saber que te puedes tropezar con una piedra. 
No sé, a veces me gustaría no depende de alguien que me de cariño o, simplemente, no fijarme en nadie para compartir mi vida con esa persona. Luego, me doy cuenta de que no puedo pedir algo imposible, que cada ser necesitamos el cariño, el amor de un polo opuesto pero que nos atrae. A veces, me gustaría no ser tan yo y ser más tú para poder saber todo lo que te quiero y no tirar la toalla como si de una rabieta de una niña de seis años se tratase. 
No sé, todo llega rápido, todo pasa lento, el dolor no se va y tú aún permaneces en mi recuerdo.