viernes, 29 de agosto de 2014

Contradicciones.

Vete,
déjame tus huellas,
déjame tus heridas de placer,
no hagas de mis mejores noches contigo una lluvia torrencial sobre mi cara.
Pero no te vayas y así no me perderé en tu bosque de niebla y de luna llena donde los lobos me acechan y soy su presa,
hazme ser presa de ti –aún más-.

Recuérdame,
como aquella tarde sin reloj donde las horas se hacían minutos a tu lado,
como desayunando(nos) en tu cama, con la brisa de la madrugada.
No me recuerdes si no te has ido;
para qué hacerlo si me tienes en tu cama todos los días, aunque invisible.

Quédate,
no me quieras –no te obligo-
pero quédate;
no me hagas ir a buscarte porque no volveré contigo.
Quédate,
que mis noches no son sin ti,
que mis días no son sin ti;
y solo contigo puedo ser yo, 

y solo contigo puedo ser conmigo.